sábado, 27 de septiembre de 2008

2008 Presidential Election debate


Lejos de tomar parte, ya que no tengo voto en ese país, muchos de quienes me conocen saben los profundos lazos que me unen a los Estados Unidos de América y, como no podía ser de otra manera, -y debido precisamente al tiempo que residí y participé de su cultura y sociedad gracias siempre al esfuerzo que mis padres hicieron para enviarme allí- he seguido con interés, en su lengua nativa, el primer debate entre los dos candidatos a la presidencia del país. Tomo pues la palabra para participar del debate que ahora debería darse en el seno de todas las sociedades que nos sentimos y nos sabemos en la órbita sociocultural de la gran potencia de nuestro tiempo, América, cuyo destino está ligado al nuestro como el de Egipto o el de la Galia estuvo en su momento ligado al de Roma.
Creo que lo primero es lamentar que debates de esta magnitud tengan lugar con tan poca frecuencia y en espacios de tiempo tan breves, lo que no hace sino fomentar que los argumentos de los participantes sean superfluos y traten sólo la situación presente y su posible solución, sin lograr otra cosa que arañar la superficie de un verdadero debate ideológico y político, algo que Estados Unidos, un país absolutamente bipartidista (y por tanto la democracia menos democrática que puede existir, pues un partido menos y sería una dictadura!), encontraría verdaderamente enriquecedor.
Por ello, y porque el pueblo norteamericano está formado mayoritariamente por una clase media de elevado conocimiento específico y profesional pero escasa cultura general (hablo, sabiendo lo que digo, de increíbles lagunas en geografía y –aún más importante- en historia, por no mencionar la ciencia, mi querida ciencia, en un país que considera el Creacionismo una teoría tan contrastada como la teoría evolutiva de Darwin), Barak Obama ha sido especialmente aleccionado de cara a este debate para no profundizar en argumentos cuyo razonamiento esté basado en conocimientos propios de su educación elitista y que no serían seguramente seguidos ni compartidos por la inmensa mayoría de los votantes. El senador John McCain, tiene a su favor en cambio que ha sido elegido por sus compañeros republicanos precisamente por amoldarse a ese perfil tópico de americano sencillo y honesto, que habla al pueblo con frases directas (no importa si son incompletas, parciales o incluso falaces) y cuyo conocimiento deviene sobre todo de la experiencia, la honorable experiencia, de ahí que el partido Republicano elija casi siempre a candidatos de mayor edad que sus oponentes demócratas.
Para no extenderme demasiado y para asegurarme de que me centro en el debate que nos ocupa, iré desgajando algunos de los momentos que más me impactaron. Seguiré, señalando el minuto y segundo exacto, el video íntegro del debate en inglés (sin extrañas traducciones o censuras) que está colgado en la página de Televisión Española (http://www.rtve.es/noticias/) desde esta mañana.

En su primera mitad, el debate se centró en la crisis financiera y el estado interno del país, lo que condujo a temas de financiación de empresas (McCain) o de individuos (Obama), de paro y de salud pública. Me hizo gracia comprobar como el senador McCain presumía de que el estado federal no intervenía es la salud pública, dejando al ciudadano esa “decisión” (33’10’’), algo que no puedo dejar de comparar con el recuerdo que guardo de mis “padres” adoptivos americanos restando importancia a una tos terrible sencillamente para no tener que tomar la costosa “decisión” de ir al médico (una visita = $80). Y es que en Estados Unidos, la nación más poderosa de la Tierra, lo cierto es que al médico sólo van los ricos y los pobres que creen estar muriéndose (y aprovecho para decir que de seguir así la Sra.Aguirre, en la Comunidad de Madrid, mi patria chica, podría ocurrir lo mismo). En cualquier caso, para mi fue positivo comprobar que, en esta primera mitad del debate, Obama vinculaba el orgullo de ser americano al de tener unos servicios sociales ejemplares, y me extrañó que lo dijera tan rotundamente porque es sabido que, no sólo McCain sino la mayoría de los norteamericanos, entienden como un motivo de orgullo verdaderamente americano su política exterior y su hegemonía mundial, no la sanidad pública. Este orgullo hacia el exterior, lo que Juan de Mairena (Antonio Machado) llamaría patriotismo, puro y duro, queda perfectamente representado en varios momentos de la intervención del senador McCain, cuando saca a relucir, una y otra vez, que de ninguna forma deben los americanos permitir que Estados Unidos retire sus tropas y salga derrotado de Irak (56’46’’). Lo que no dice, por supuesto, es cual sería para él la definición de victoria, que en el conflicto iraquí me parece actualmente un imposible, sobre todo por el prestigio internacional que ha perdido EE.UU. desde que tomó unilateralmente la decisión de entrar en guerra con ese país. A todo esto, llama la atención, y espero que mi padre esté leyendo, que hoy, el que puede ser futuro presidente de Estados Unidos, Barak Obama, diga abiertamente que fue un error entrar en Irak (37’50’’) y esté decidido a retirar las tropas de allí mientras España era duramente criticada por hacer lo propio hace 4 años. La de vueltas que dan las cosas, ¿verdad papi?: parece que hasta los americanos se han cansado al final de buscar las dichosas armas de destrucción masiva ;-) Aquí viene a cuento las relaciones de EE.UU con España, ya que, aunque nadie lo esperaba, Obama lo sacó a relucir como un ejemplo de su argumentación sobre política exterior. Un poco antes, Obama ya había dicho que Estados Unidos seguía actualmente la política de hablar con países que no eran precisamente democráticos, sencillamente porque convenía, para lo cual se aplicaba la teoría –y cito la frase porque da justo en el clavo- “de acuerdo, son dictadores, pero son nuestros dictadores”. Con esta política en la mano, es posible hablar con China o Pakistan, por ejemplo, pero no con Venezuela. Y es entonces (69’10’’), hablando de que EE.UU. debería dialogar más, cuando Obama llegó de pronto a España, sorprendiendo por lo que pareció al propio McCain.
Dado que para nosotros, españolitos, es el momento estelar y nos afecta como ninguna otra cosa de este o futuros debates, lo traduzco literalmente lo mejor que sé:

Obama: “El senador McCain, consistentemente, llegó incluso a decir el otro día que no se reuniría en particular con el primer ministro de España, ya que no estaba seguro de si estaba o no en línea con nosotros!, Quiero decir, ¡España es un aliado de la OTAN!, ¡Si no podemos reunirnos con nuestros amigos, no sé cómo vamos a poder liderar el mundo a la hora de tratar asuntos importantes como el terrorismo”

McCain: “Bueno, no voy a plantear la agenda de la Casa Blanca antes de ser Presidente, ni siquiera tengo todavía el sello presidencial…" [y a continuación McCain respira hondo y cambia de tema]

Así que, por lo menos los españoles ya sabemos qué clase de futura relación nos espera con Estados Unidos según gane uno u otro candidato.
Todavía hubo algunas perlas más en el debate, como McCain insistiendo en que había visitado varias veces Afganistán e Irak y, por tanto (considerese la clarísima conclusión), a diferencia de Obama, conocía bien los problemas y la realidad de esos países (a mi me llevó un año de total inmersión en la vida norteamericana llegar a entender mejor su cultura, occidental y similar a la mía, pero sólo un vaquero como McCain se atrevería a decir que entiende a Afganistán y a sus talibanes con cuatro horas de visita oficial, toma ya!). Pero ese es un problema del que adolecen en general todos los norteamericanos y por extensión los ciudadanos de todas las naciones que alguna vez dominaron el mundo: son incapaces de comprender que entre conocer y entender una cultura existe un trecho enorme que sólo el tiempo, la dedicación y la buena disposición pueden cubrir.

Por otra parte y para ser justos, no puedo ignorar tampoco mi decepción con Obama al escucharle hablar abiertamente de matar a Bin Laden (45’45’’) en lugar de detenerle o llevarlo ante la justicia, como haciéndose eco de un deseo nacional de venganza que no parece tanto encajar con su personalidad como con una estrategia más para ganar la Casa Blanca. Lo que me hace pensar que, en cualquier caso, y aunque creo que ha quedado claro que espero que Obama lo consiga, no creo que su victoria significara a la postre una transformación de ese país como la ocurrida por ejemplo con la victoria de Kennedy en los sesenta.
Soy de la opinión de que hoy en día los candidatos, por muy "de color" que sean, tienen que venderse tanto y a tantos antes de alcanzar siquiera un debate presidencial como este que, para cuando les dan el deseado sello presidencial y las llaves del Air Force One, están más endeudados e hipotecados que los propios ciudadanos a los que dicen representar.

1 comentario:

Unknown dijo...

La verdad es que es un post bastante serio (y bueno), pero no comparto tus dudas de lo democrática que puede ser la democracia de los usa.
Estaba buscando un ejemplo para ponertelo y contrarrestar tu critica, pero ha venido él solito a mi.
Los republicanos han tumbado el plan de Bush & Cia. El 60% de los republicanos ha votado en contra y el 40% de los demócratas tambien (cifras aproximadas).
Aunque haya sólo 2 partidos con capacidad de designar a un candidato con posibilidades, estos partidos cuentan con muchas opiniones diferentes dependiendo del estado en el que se encuentran, y no solo es que cada congresista tenga una opinión personal, sino que la respeta!!!!.
Para mi este punto es el que le da valor como una de los sistemas más democráticos que pueda haber en este sistema solar.